Allá se detienen las aves, los labradores y los demás artistas, letristas, juglares y fugitivos furibundos. Cesan la búsqueda donde, por un momento, se dilatan los segundos y el pálpito regular de un corazón se acompasa con el de su musa, que se desnuda ante la perplejidad infantil de un caminante curioso.
Y se calman los desasosiegos, la ansiedad efervescente, la inquietud doliente y los cansancios acumulados; parecen despejarse hasta los cielos tormentosos y los pensamientos nublados, el propósito encontrado, descubierto sin quererlo entre cañas y fango. Mientras la pluma surca el aire y el azadón la tierra, el pincel corta las olas de colores y revienta tu mirada hasta entonces enferma, convaleciente por lo convencional.
Es maravilloso adormecer los sentidos, dejárselos al sonido del viento y las gramíneas, al de la laguna y el verde oliva. Imaginar las etapas acumuladas bajo los pasos del cañaveral, los hierros, la arcilla y la cal, todos juntos desnudándose ante la curiosidad.
(Fotografía: Laguna de La Guardia)
Me encantan tus textos, porque siempre regalan paz. ¡Muy bonito y poético
Un abrazo.
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Jo! Es todo un piropo… Muchas gracias, es una maravilla saber que te aporta algo tan importante alguno de mis textos. Un abrazo
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Creo que alguna vez te dije que escribes muy bonito, y además, posees una gran sensibilidad y aprecias muy bien la belleza de lo natural. Lo deduzco de tus escritos.
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Muchas gracias
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