Sin canas 

Cana rojiza que escurres los días agrupados en años, desvencijados y enmarañados, como plomos al mar atados en nailon. Se hunden en mi cabeza como la nieve sobre las cordilleras. Si supieras… 

Cuán largo es este cabello que aparta flores y trae musgos, resquebrajando muros, deshaciendo honores y orgullos. Se hunden en lo profundo agravando grietas. Si supieras… 

Cana y verde, plomo y muros, olores y arrullos; otoños que marcan las ganas y arrancan del arroyo el murmullo, del camino el destino y el sentirse a uno mismo; piedras rodantes que antes anclaban y ahora sólo pesan. Si supieras… 

Si supieras cuánto duele ver pasar la experiencia y tener que aceptar tantas ausencias, tantas violencias, tantas noches en vela; si supieras, que sin una cana los años ya no me esperan…

2 comentarios en “Sin canas 

  1. Como no me atrae la poesía, ni la domino, ni la entiendo mucho, las leo dos veces. La primera lectura es más semántica, me dejo convencer, me dejo llevar por la emoción y por el sentimiento que me inspiran esos versos. La segunda es mucho más fría: me olvido de las imágenes, anulo los espacios entre los versos y la convierto como puedo en prosa, para que me sea más asequible y aspirar a comprenderla. No lo hago para analizar o criticar, sino para aprender. Raramente comento una poesía, me da miedo cagarla, caer en el paternalismo o señalar algo incorrecto cuando en realidad el error está en mi.

    Estas canas han resistido con mucha dignidad las dos lecturas. Eso no quiere decir nada en realidad. Pero, ya despojado de razones, queda lo realmente importante: me ha gustado.

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